Termino, después de una semana de robo de tiempo al tiempo, de leer la novela de Antonio Orlando Rodríguez, "Chiquita". Es cierto, no ha habido mucha disponibilidad de horarios, pero comienzo a recuperar los espacios perdidos al trabajo. Lenta pero imperturbablemente, voy venciendo al fantasma del inmediatismo y del "es para ayer"... si ya me había prometido tener calidad de vida, no lo iba a romper ahora, ¿no?
Así que en una semana me he dado tiempo de leer las quinientas páginas de la novela que cuenta la historia (parcialmente real y parcialmente ficcionada), de Chiquita, "The Doll Lady". Es un relato ameno, entretenido y sobre todo vivo, de una liliputense que decide, después de perderlo todo por ahí de 1896 en una crisis mundial (cuyo nombre no quiero precordar pero me hace pensar en nuestros días), dejar la comodidad de Matanzas en Cuba, para irse a conquistar, cantando y bailando, la gran unión americana.