Un libro sin duda ágil, interesante y que obliga al cuestionamiento. Un texto que todo investigador de las ciencias sociales debe leer (al de las naturales también le hará servirá repasarlo). Sobre todo porque presenta un planteamiento distinto que comienza por insistir que "ya no es suficiente limitar a los actores al rol de informantes... Hay que restituirles la capacidad de crear sus propias teorías de lo que compone lo social."
Y es que en efecto, Latour insiste en que quienes trabajamos en ciencias sociales parecemos partir de una serie de conceptos preconcebidos que nos sirven para explicar un poco todo: poder, constructos, relaciones de dependencia, habitus, siempre de forma
apriori, sin darnos el tiempo para dejar que los actores planteen, expliquen, evidencien. Tenemos ese hábito de encasillar a partir de los parámetros que conocemos. La fórmula no es sencilla: se trata, en suma, de desaprender un poco y dejar que las cosas pasen, mirando siempre con atención. En más de trescientas páginas, el autor nos presenta un manual que desarrolla cinco puntos esenciales (
incertidumbres fundamentales) de su sugerencia de trabajo: