24.2.12

[Viajes] Ilo, Perú. La costa sur

Después de casi seis semanas en la sierra peruana decidí moverme unos días a la costa. A pesar de que las únicas playas que me parecen más simpáticas en el Peru son las del norte, decidí visitar Ilo, un puerto pesquero a unas 3,5 horas de Arequipa.

Se baja de la sierra entre montañas de arena, sin vegetación, y se recorre este sur desértico por una carretera costanera para después llegar a una ciudad que crece y crece -como muchas ciudades del Peru- sin orden, sin color. Había puesto sin sabor, pero es una falsedad, pues si algo es delicioso, es el ceviche y la comida del mar: fresca, bien condimentada y siempre acompañada de una rica cerveza.

La ciudad es simpática, tranquila y me permite conectarme a internet para charlar y avanzar proyectos y trabajos, pero al mismo tiempo me da la oportunidad de leer "Kafka en la orilla", de Haruki Murakami, autor que descubrí el otoño pasado en los pagos de los Falconi, en Cordoba.

Una semana o menos. Después volveré sierra arriba, para seguir pensando en temas de turismo, migración y choques culturales: zorros de arriba y zorros de abajo, como tan bien lo explicó en su momento Arguedas.

Sigamos andando, pues el que no se mueve, sale estático en el video de la vida... Qué desperdicio, no?

Ilo es como un veracrucito. Es un puertito, con charlatanes, vendedores de ilusiones, sueños y amores. Solo que es como el Veracruz de los años cincuenta -tal vez antes-, un pequeño poblado sin acuario, sin Sanborns, sin Parroquia, sin danzas típicas -aunque con bares donde se escucha a Chabuca cantar-.

Cómo me encantaría que escucharan al vendedor que ofrecía la cura contra los problemas de riñón, de enfermedades sexuales y no se cuantas cosas más si uno se comía un pepino... Para su suerte lo tengo grabado y pronto les pasaré el link.

Ilo es pequeño, y en esos tiempos de modernidad en que los sujetos de estudio cruzan las fronteras geográficas (tengo unas super fotos de una señora andina que con vestidos y trenzas reposa frente al mar) y todo se vuelve tan irreal como el cóndor que cruza los Andes y la Southern (minera, dixit el populi, ahora comprada por mexicanos) cambia de nacionalidad -de capitalista a Latina- uno tiene que comenzar a tener cuidado: los enemigos ya no son los mismos... A veces estan entre nosotros... O dicho sea De otro modo, la fuerza es cada vez mas compleja de identificar... En fin.

Nada, una reflexión que ayude a pensar en la fútil del mundo, en lo irreal de la vida y en lo inspirador que es morir siendo feliz

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