2.10.14

[Reflexiones doctorales] La defensa de tesis doctoral. ¡Aprobado!

 Clichés y frase célebres: todo lo que comienza, termina; las cosas caen por su propio peso; no por tanto estudiar te doctoras más temprano... 

La lista podría seguir, pero es irrelevante: lo que quiero contar es otra cosa. Ayer fue un día muy afortunado, no sólo porque cerró un ciclo que inició más de cuatro años y medio antes, sino porque abrió nuevas oportunidades y reunió -virtual y físicamente - a muchas personas en torno a un evento.

La defensa de tesis comenzó en punto de las 10 AM, incluso un par de minutos antes. La sala, con sus sillones terriblemente vacíos, a no ser por el jurado y dos invitados más, se sentía sola. ¡Un momento tan importante y yo, con el auditorio más vacío de mi historia! Poco a poco, mientras contaba mis aprendizajes como doctorante y describía la tesis, llegaron otros amigos y al final tuvimos el quórum de una excelente media docena de participantes. Qué fortuna que esto de las defensas esté subsidiado por el gobierno, porque si no, habría aún más doctorantes en la quiebra. Tal vez si hiciéramos un poco de mercadotecnia y... No. Olvídalo.


En fin,  el tiempo avanzó y durante 30 minutos expuse lo mío, dando luego paso a una sesión de preguntas y réplicas que pidieron complementar alguna data, explicar más la metodología  e incluso felicitaron los resultados. Entre las cosas que se me criticaron -con justa razón, creo yo- fue la falta de una descripción más detallada de la sistematización de las 80 entrevistas, así como el poco aprovechamiento de la técnica comparativa. Incluso hubo quien me comentó que habría sido mejor que profundizara en la explicación de mi decisión para usar la Teoría del Actor-Red. 


Pero soy un poco duro conmigo mismo (¿un poco? -dijo el alter ego que puebla mi conciencia-), lo cierto es que me hicieron también muchos elogios: la buena redacción, la toma de decisión para hacer un documento claro y recortado al fenómeno, el manejo de autores de turismo e incluso la visión que permitía pensar que la tesis no era de turismo, sino del estudio de un fenómeno social (ahí fue cuando respiré y me dije que al fin alguien notaba mi lucha por no encasillarme en la materia).... 

Terminada la sesión el jurado deliberó y luego se fue a escribir el dictamen final. Una hora y media después se nos hizo pasar de nuevo a la sala y el presidente de la mesa leyó un texto que estuvo a punto de sacarme lágrimas de alegría. Al fin, el capítulo de redacción de la tesis se cerraba y se inauguraba uno nuevo: el del Samuel doctor en Ciencias Sociales, que cuatro años y medio después de haber comenzado un camino que nunca adivinó tan trascendente y retador, sonreía ante las nuevas posibilidades que brinda un título otorgado por decisión unánime y con recomendación de publicación. ¡Qué honor!

Gracias a los amigos y familiares que estuvieron presentes (virtual y físicamente); mi reconocimiento a Patricia Ercolani y Gustavo Capece, directora y co-director; al jurado: Dres. Mariano Palamidessi, Christophe Albadalejo y Roberto Bustos, así como al equipo de FLACSO Argentina. 



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